Y después de mucho tiempo hoy estoy motivado o mejor dicho desmotivado y me ha salido esto:
Lo que si tengo
claro y cada día más es que nos
engañaron, nos están engañando y nos engañaran. Somos una generación engañada.
Una de las generaciones más preparada de la historia que se irá al traste por
falta de oportunidad y por exceso de mangoneo.
¿Totalmente culpa
nuestra?, No, a nuestros admirados mayores también los engañaron, el show de
presentar resultados poniendo el punto de mira en visiones cortoplacistas
generó una nube negra que no les dejó ver lo que nos esperaba a nosotros.
Gracias a los
maravillosos convenios colectivos negociados por los estómagos agradecidos han
desaparecido del ámbito laboral todos los incentivos que se podían tener por
ser fieles a nuestras empresas. No hay trienios, ni decenios, ni milenios… Si
cuando empezaste a trabajar cobrabas una mierda, hoy veinte años después,
sigues cobrando esa misma mierda con suerte regularizada a un IPC inventado y
muy por debajo del real.
Gracias a esa
clase política corrupta, y perdónenme pero no solo pienso que un político sea
corrupto por el mero hecho de agrandar su bolsa y la de sus amigotes, un político es corrupto
desde el mismo momento que antepone el interés suyo, o de su partido, al
interés público. Cada vez que se ve envuelto en esa lucha interna de poder en
la que es mejor salvar el culo y salir en una lista que proponer acciones que
ayuden a que nuestro bienestar sea mayor. Por lo tanto, no me vengan con que
solo un tanto por ciento de los políticos roban, siempre que no antepongan
cualquier circunstancia de beneficio personal al público, para mi serán
corruptos.
Gracias a la
prensa, estómagos agradecidos y corporativistas, donde la libre idiosincrasia
es eliminada y alienada al poder, ya sea para mantener al que conviene o para
ensalzar al que se opone para que pueda alcanzar el poder. Es así como
aborregan a toda la clase social, cada cual en su redil, según seas churra o
merina.
Y gracias
finalmente a nosotros, que nos hemos convertido en una masa social corrupta y conformista.
Aborregada y pendientes del egocentrismo. Alienada y alineada. Incapaz de
analizar una situación y no anteponer la razón a nuestras más arraigadas y
obsoletas tradiciones políticas.
No,
definitivamente no ha amanecido bien el día, pero quizás después de la
tormenta, venga otra.